El desafío del ARSAT-1, el satélite argentino
Rodrigo Sánchez, Director de Ingeniería en Telecomunicaciones Universidad Nacional de Río Negro
El fin de semana partió desde Bariloche hacia la Guayana Francesa el ARSAT-1, el primer satélite íntegramente fabricado en Argentina, que brindará servicios de telecomunicaciones y será el primero del país en tener una órbita geoestacionaria.
Este satélite de 16 metros de largo y tres toneladas de peso permitirá a nuestro país administrar un amplio rango de servicios de transmisión de datos, telefonía y televisión digital.
Amerita festejarlo porque se trata de un hito tecnológico y estratégico para nuestro país. Lo primero porque implica un salto cualitativo en el tipo de altas tecnologías que Argentina maneja con solvencia, como lo fue anteriormente la tecnología nuclear y la de satélites observacionales. Sólo ocho países en el mundo fabrican instrumentos de este tipo.
También es un hito estratégico en materia de política tecnológica y económica. Es la prueba física de que
en Argentina tiene sentido sostener en el tiempo una política tecnológica de industrialización y alto valor agregado conducente a una mayor soberanía económica.
El concepto de Soberanía Satelital refiere a que Argentina podrá gestionar sus propios servicios de información satelital e incluso prestar este servicio a terceros. El ARSAT-1 inicialmente, y seguramente el ARSAT-2 en un futuro cercano, iluminarán con servicios de información áreas nacionales que otras prestadoras de servicios no consideran en sus agendas por razones de rentabilidad.
Transitar este camino es posible por varias razones confluyentes. Una de ellas fue la decisión política de crear en 2005 la empresa AR-SAT, una verdadera apuesta a futuro que ha dinamizado el desarrollo nacional en materia de telecomunicaciones. AR-SAT en asociación con la empresa rionegrina INVAP han asumido el desafío de construir y ensayar en Argentina tres satélites geoestacionarios de comunicaciones.
Otra de las razones es que en nuestro país hay mucha materia gris y potencialidad tecnológica. En particular la localidad de Bariloche se destaca como un polo científico tecnológico en la temática, con notables proyecciones.
En esta sociedad de la información que nos toca vivir existe una demanda no satisfecha de profesionales en todas las ramas tecnológicas. Las telecomunicaciones conforman en la actualidad el esqueleto de muchas actividades sociales por lo que se hace necesario dar el soporte técnico necesario. Es un área que tiene mucho potencial de desarrollo en el futuro mediato e inmediato y el sector académico debe apuntalar la formación altamente calificada en la materia, que por cierto es una de las áreas de vacancias del sistema científico-tecnológico nacional.
Es importante el esfuerzo estatal invertido desde la creación de AR-SAT, el Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada y la creación de nuevas carreras asociadas a las telecomunicaciones en diversas latitudes del país, entre otras acciones. Sostener este rumbo en el tiempo seguramente dará frutos más que interesantes en áreas de servicios que desde hace algunos años atraviesan nuestra vida cotidiana.
El ARSAT-1 fue construido durante 8 años en Bariloche por la empresa de Río Negro INVAP S.E. y la estatal nacional AR-SAT, con una inversión de u$s 270 millones. Su lanzamiento está previsto para mediados de octubre y constituye un verdadero orgullo nacional.
FUENTE:
EL CRONISTA