“El Arsat I fue desarrollado para impulsar una
politica soberana de telecomunicaciones”
Por Pablo E. Chacón
Diego Hurtado, ensayista, docente y flamante miembro del directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear, asegura que el lanzamiento del satélite ARSAT-1 es la punta de lanza de una política pública orientada al
desarrollo de tecnologías complejas que redundará en cantidad de beneficios diversos para la economía argentina y los agentes comprometidos con su circulación.
Hurtado es doctor en Física, docente en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y autor de La ciencia argentina y de El sueño de la Argentina atómica, ambos títulos publicados por la editorial Edhasa.
Esta es la conversación que sostuvo con Télam.
T : ¿Qué implica para la ciencia argentina el lanzamiento del ARSAT-1?
H : Se me ocurre que el ARSAT-1 representa un éxito crucial para la recuperación de la autoestima de los tecnólogos y científicos argentinos, en tanto que pone de manifiesto que cuando hay políticas públicas
orientadoras y las inversiones necesarias, nuestro país es capaz de poner en juego capacidades de organización sofisticadas para llevar a buen puerto el desarrollo de tecnologías complejas, que son las que
mayores efectos multiplicadores producen en otros sectores del desarrollo tecnológico y de la economía, las que hacen posible incorporar mayor valor agregado y construir redes de circulación de know-how capaz de integrar a
instituciones del sector público y a empresas del sector privado. El caso del ARSAT-1 materializa estos procesos, que también significan la modificación de una cultura empresarial histórica apegada a la especulación,
el cortoplacismo y el atraso técnico. Las empresas que participaron de la construcción del ARSAT-1 apuntan en la dirección exactamente opuesta.
T : ¿Qué derivaciones -en ese campo- podrían ampliarse a partir de este hecho fundante?
H : Las derivaciones son múltiples. Por ejemplo, con la puesta en órbita de la constelación de tres satélites que se inicia con el ARSAT-1, la política de telecomunicaciones se proyecta en el mediano plazo como una de las locomotoras
de la economía argentina . Alrededor de la principal contratista, la empresa INVAP, participaron más de cien empresas e instituciones públicas. Además, también se abre un horizonte importante a las vocaciones
de la gente joven, que ahora sabe que puede dedicar su vida a actividades como la construcción de satélites o a cualquiera de las áreas del conocimiento involucradas, como el desarrollo de materiales avanzados,
microelectrónica, propulsión, telemetría, etcétera. Con este tipo de emprendimientos la Argentina cierra un ciclo dramático de su historia en el cual se formaban científicos y tecnólogos de buen nivel que al no encontrar
condiciones adecuadas, terminaban migrando a los países centrales. Entonces se daba la paradoja de que un país pobre formaba profesionales para las maquinarias de producción de riqueza de los países ricos.
Esto ya quedó atrás.
T : ¿Es cierto que la existencia del satélite mejorará las telecomunicaciones? A su vez, ¿no puede ser también un instrumento de vigilancia?
H : Me parece que es irrelevante cualquier proyección de los sentidos posibles de la tecnología satelital a cuestiones como la vigilancia. Los sentidos político y ético de un desarrollo tecnológico están estrechamente
vinculados al contexto sociocultural, político y económico. El ARSAT-1 fue desarrollado para impulsar una política soberana de telecomunicaciones y aumentar las capacidades tecnológicas de la industria
local. Pensar de otra manera significaría, por ejemplo, que no conviene fabricar escobas porque pueden ser utilizados sus palos como lanzas, o que no conviene desarrollar biotecnología porque podría derivar en el
desarrollo de armas bacteriológicas. Está en la naturaleza de la tecnología lo que se llama uso dual y es un problema profundo que trasciende a nuestro país el tipo de tecnologías que desarrollan los países
centrales, concentrados en mantener la hegemonía militar y una estructura oligopólica de los mercados globales de las tecnologías más dinámicas. Los objetivos de la Argentina y de los países de la región son diferentes.
Por eso es importante que un país embarcado en la construcción democrática de una sociedad inclusiva cuente con políticas públicas como de telecomunicaciones, que muestra objetivos claros.
T : Finalmente, los programas científicos ¿podrán alcanzar en el país estatuto de políticas de estado, sea cual sea el partido o la formación que administre ese instituto?
H : Hoy ya existen en el país numerosos programas de promoción y financiamiento de la tecnología y la ciencia que componen políticas de Estado. Además de lo que está ocurriendo en el área de telecomunicaciones,
podemos pensar en el sector de hidrocarburos con el impulso de las nuevas instalaciones de Y-Tec y su propia agenda de trabajo, o las políticas nuclear y espacial, o el plan agroalimentario nacional, o las iniciativas que
comienzan a materializarse alrededor de la sanción de la ley de producción pública de medicamentos, o el programa de Fondos Argentinos Sectoriales del MINCyT, que promovió con éxito la vinculación público-
privada y que se perfeccionó con los llamados Fondos Regionales. El panorama es muy promisorio, la Argentina alcanzó un umbral inédito en tecnología y ciencia y, a mi juicio,
hoy lo más importante es mantener el rumbo
durante la siguiente década.
FUENTE:
TELAM
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